Si bien la lluvia ácida es dañina para la salud de los
humanos, los seres vivos y en general para el ambiente, la neblina ácida parece
que la desplazará en importancia y preocupación por los efectos nocivos que
tendrá en el ambiente.
Se sabe que la niebla puede contener elevadas
concentraciones de sulfatos y nitratos muy ácidos, hasta cien veces más el
promedio de la lluvia.
El agua de la niebla es más ácida que el agua de la lluvia
debido a que la niebla se forma cerca de la tierra, donde su concentración es
mayor. Debido a que las gotitas de agua de la niebla contienen mucha menos agua
que las gotas de lluvia, no disminuye la acidez tanto como la lluvia, de ahí
que cuando se forma la niebla, sus pequeñas gotas sean altamente ácidas.
Además de los sulfatos y los nitratos, la niebla ácida puede
contener rastros de plaguicidas , que en comparación con la concentración de
insecticidas organofosforados que se encuentra en la lluvia, éstos tienen una
concentración dos a tres veces mayor en la niebla.
Esta elevada concentración de acidez de la niebla ha
despertado preocupación con respecto a los daños que puede causar a la
vegetación, a los cultivos y a la salud humana. Los estudios demuestran que la
niebla ácida causa daños a la lechuga y aumenta la acidez de los frijoles.
También se sospecha que la niebla ácida afecta a los bosques alpinos que
frecuentemente están cubiertos de niebla.
En la actualidad se dispone de poco conocimiento acerca de
la niebla ácida en las zonas industriales y se necesitan estudios detallados de
la concentración que se deposita en ellas, así como de sus efectos para el
medio ambiente y la salud. Con sus resultados se podrían formular medidas para
reducir sus efectos.
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