Cuando las áreas costeras llegan a ser más ácidas, los animales marinos como erizos de mar, corales, y ciertos tipos de plancton, tienen problemas para crear sus exoesqueletos. Debido a que estos animales son una fuente de alimento importante para otros animales en el océano, si no sobreviven, la cadena alimenticia del ecosistema de los océanos podría verse afectada.
Así mismo, el fito-plancton y otras plantas del océano crecen en exceso cuando hay más ácido en los océanos. Cuando esto ocurre, hay más áreas del océano que no tienen suficiente oxígeno para que vivan las plantas y los animales.
¿Cómo Afecta la Lluvia Ácida a los Peces y Otros Organismos Acuáticos?
La lluvia ácida causa un efecto domino que dañan a los peces o les causan la muerte, reducen su población, eliminan por completo especies de peces de una masa de agua y disminuyen la biodiversidad. Al fluir la lluvia ácida a través de los terrenos de una cuenca vertiente, se escapa el aluminio de esos terrenos hacia los lagos y arroyos situados en esa cuenca. De modo que, al disminuir el pH de un lago o arroyo, aumentan los niveles de aluminio. Tanto el pH bajo como los altos niveles de aluminio son directamente tóxicos para los peces. Además, los niveles bajos de pH y el aumento de aluminio producen tensiones crónicas en los peces que podrían no causarles la muerte individualmente, pero que sí conducen a una reducción en su peso y tamaño, lo cual los hace menos capaces de competir por su alimento y su hábitat.
Algunas clases de plantas y animales pueden tolerar aguas ácidas. Otras, en cambio, son sensibles a la acidez y desaparecerán a medida que disminuya el pH. Las crías y retoños de la mayoría de las especies son, generalmente, más sensibles que los adultos a las condiciones ambientales. Con un pH de 5, la mayoría de los huevos de pez no llegan al punto en el que nacen las crías. A niveles más bajos de pH, algunos peces adultos mueren. En algunos lagos ácidos no hay peces. El cuadro que figura a continuación muestra que no todos los peces y crustáceos, así como los insectos de que los se alimentan, pueden tolerar el mismo nivel de ácido. Las ranas, por ejemplo, pueden subsistir en agua mucho más ácida (con un pH más bajo) que las truchas.
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